Por Valerie Creque
El proyecto universitario de Dominique King sobre la comunicación intergeneracional —como muchas otras cosas en este mundo— se desbarató por la pandemia. Era la primavera de 2020 y Dom acababa de comenzar un proyecto para una clase obligatoria de voluntariado en la Universidad Estatal de Portland denominado Conectar las generaciones: comunicación y envejecimiento. La clase se centró en debates, conferencias y actividades para aumentar la conciencia sobre la población de edad avanzada, por lo que la oriunda de Oregón eligió ser voluntaria en un centro de vida asistida, donde había planeado pasar un mes con los residentes. Pero una vez que llegó la COVID-19, era demasiado arriesgado continuar. A los estudiantes se les dijo que podían centrarse en alguien de su vida personal y Dom eligió a su abuela paterna, Carmen. Dom y Carmen siempre habían estado muy cerca, pero las circunstancias las pusieron en una posición para conectarse como nunca antes.